Valoración:
Reseñas
Anna y Elsa vuelven en una historia tan llamativa y conmovedora como la original.
No existe nadie en éste mundo que en algún momento no hay querido conocer su propio origen. ¿De donde venimos exactamente? ¿Cual es nuestro verdadero propósito? ¿Existe acaso una razón para todo lo que existe? El viaje de Elsa se trata de eso: descubrir realmente quién es, desentrañar su pasado y entender cuál es su rol en el futuro.
En la vida de Anna y Elsa, todo parecía estar tranquilo hasta que todo cambió cuando Elsa comenzó a escuchar llamadas de lugares muy alejados de Arendelle. Ambas partes deben renunciar a la vida diaria en el reino para resolver el enorme misterio que involucra el poder de Elsa y el pasado del reino.

Así como la primera entrega se centraba en la figura de Anna y su problema para encontrar la forma de reencontrarse sentimentalmente con su hermana, ésta segunda parte prefiere centrarse en el desarrollo argumental de Elsa. La trama decide alejarse del confort de la vida de la realeza mostrada en la primera parte de la historia para enfocarse de lleno en la magia y lo desconocido. A través de esa voz, Elsa va adentrandose más y más en lugares que no conoce, pero que por alguna razón le resultan familiares. Así es como el itinerario principal nos proporcionará respuestas a los orígenes del poder de Elsa. Con este fin, utilizará el viaje a este lugar distante y desconocido para lograr el crecimiento de cada protagonista.
Para continuar con el éxito logrado en la cinta original de 2013, la directora y guionista Jennifer Lee decidió lanzar la película con confianza y aclarar la historia de la película en la secuela, saliendo de su zona de confort y llevando la trama a nuevos horizontes.
En aquella primera entrega, participamos en la historia de dos hermanas reunidas nuevamente, y al mismo tiempo fuimos testigos de una alegoría de aceptación, amor, compasión y amor propio; en «Frozen», nos enfrentamos a una fábula más politizada, centrada en la capacidad de reconocer a las mujeres y asumir la responsabilidad. Recordando que la primera película de Frozen se caracterizó por no aceptar las diferencias de Elsa, los padres buscaron respuestas además de encontrar y comprender a su hija, y la aislaron de vergüenza y miedo al mundo exterior, incluso haciéndola a ella y a su hermana El alejamiento afectó en gran medida las vidas de Elsa y Anna, quienes utilizaron todos los recursos para tratar de restablecer el contacto con Elsa, pero no entendieron y sintieron que ella se negó a sentirse culpable por su rechazo muchas veces.

El film resulta más atractivo a nivel historia que su predecesora. Sin embargo, ésto no quita que posea algunos errores bastante llamativos, que nos vendieron para comprender cómo ciertos personajes que nos entusiasmaron se convirtieron en lo que sabemos. La exploración del pasado de la familia real permite un mejor desarrollo de la historia de las hermanas protagonistas. En este caso, es el origen del poder de Elsa, lo que nos permite estudiar completamente su pasado y el poder de Anna, aunque es más para aclarar por qué ella tiene poder que estudiar la encantadora personalidad de Elsa. Obviamente, no son lo mismo, pero hay mucho menos progreso. Desgraciadamente sobre el final la historia se vuelve demasiado predecible, aunque no le resta merito al desarrollo integral del film.
El film explota al máximo el uso de la luz fría. El azul recorre el día y los interiores de la noche. Solo aquellas escenas que involucran los exteriores del bosque presentan una temperatura-color cálida. En éste punto, se implementa el uso de travelling para acompañar los recorridos de la protagonista. Es un mundo nuevo que nos invita a descubrir junto a Elsa. Hay una fuerte predilección por los planos generales para aumentar la sensación de incertidumbre. Elsa está perdida en un mundo que desconoce totalmente y la cámara lo traduce mostrándola a ella “pequeña” frente a la inmensidad de los espacios y se acentúa mucho el uso de puntos de fuga para escenas de un único plano. La profundidad de campo permite ver a los personajes en la lejanía mientras se acercan y muchas veces son los personajes los que cambian la composición del encuadre mientras se van acercando o alejando de la cámara. A medida que Elsa va aceptándose como es y adaptándose a su vida en ese mundo, los encuadres se vuelven más cerrados y la “Cámara” pasa a una altura normal. Su mundo se va haciendo cada vez más pequeño pero a la vez, despierta curiosidad.

La música vuelve a tener un rol fundamental, pues son un eje importante para ilustrar al espectador en las intenciones y emociones de cada personaje. Al igual que «Let It Go» en la primera parte, «Into the Unknown» tiene un fuerte sentido de liberación, y esta canción se llama un hito importante de esta canción. Musicalmente hablando, esto no tiene culpa, pero su propio concepto limita su alcance. Con «Let It Go», tenemos cosas nuevas, infecciosas y enérgicas. En «Frozen 2», hemos hecho grandes esfuerzos para replicar este sentimiento, pero estamos lejos de lograr nuestros objetivos. Sin embargo, ésto no es el todo negativo. Si bien las canciones resultan bastante menos inspiradas que las del film original, ésto deja lugar a que el publico pueda centrarse mejor ne la historia que se quiere contar. Y es que Frozen II resulta ser, argumentalmente hablando, más atractiva y original que su predecesora.
La dirección de arte, una vez más, es fantástica. El cambio constante de escenarios otorga mayor libertad creativa al equipo de técnicos y la aparición de nuevos personajes permite un despliegue visual muy llamativo. Los avances tecnológicos en el área digital permite generar un efecto similar al visto en otras películas de animación actuales, con una atención casi obsesiva al detalle más minucioso, haciendo posible ver hasta las uniones y la pelusa de las vestiduras o hasta el más mínimo brillo de la escarcha. Por el lado de la paleta de colores, es evidente que el film quiere marcar su propio camino alejándose del aspecto visual de la primera. Aquí abundan los marrones y anaranjados en contraste con los colores azules y frios del film anterior. Además, la cinta representa de una manera muy fiel las costumbres y la vida de las culturas celta y escandinava. En varias secuencias se bebe de éstas dos culturas para ilustrar la dirección artística del metraje.

La suba de apuestas en los personajes es algo constante, pues se enfrentan a desafíos cada vez mayores. Es por eso que, a medida que la trama avanza, se genera un aumento de los elementos en pantalla que generan un enorme contraste con lo mostrado anteriormente. Cada escena se refina hasta el más mínimo detalle, por lo que todo en la pantalla es brillante y proporciona excelentes efectos visuales.
La persecución persistente nunca desaparecerá de sus impecables efectos visuales: lo han dado todo, pero sus predecesores se han maravillado con sus canciones efectivas, aunque lo que realmente te impresiona es lo que pidió Elsa. La música, no olvidará el mismo sentido del humor, aprecian especialmente los pequeños chistes provocados por la aparición de Sven, donde las cintas son las más brillantes, y ya amamos a los personajes.

¿Cómo es posible enfrentar los nuevos tiempos que se avecinan? ¿Cómo se le explica a los niños pequeños que los cuentos de hadas que leían antes ya no son los mismos? Frozen II es, en ultima instancia, una deconstrucción del cuento de Hadas.
Las secuelas generalmente no son una buena idea porque no pueden mantener la calidad de la trama o la fascinación con los personajes, y todo puede colapsar. Sorprendentemente, esta nueva parte de Frozen vale la pena y supera cualquier expectativa, haciendo honor al trabajo anterior, conservando el encanto de la historia y los personajes, y los lleva a una situación más personal a través de una aventura que demuestra que la madurez es cuando aprendemos a aceptar los cambios en nuestras vidas.