Reseñas

9 de mayo 2019

John Wick 3: Parabellum – El Fino Arte de Matar

Valoración:

Keanu Reeves se prepara para la guerra en la excelente tercera parte de la saga

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¿Realmente somos dueños de nuestro destino? ¿Es posible escapar de nuestro pasado y volvernos una persona completamente diferente? ¿O, por el contrario, ese pasado se niega a dejarnos atrás para generar un bucle infinito del cual nos es imposible escapar?

Somos constantemente perseguidos por las acciones y, principalmente, por los errores que cometimos tiempo atrás. Por más que intentemos olvidarlos, por más que hayamos madurado y progresado muchísimo, el miedo a los fantasmas del pasado es un peligro latente difícil de dejar atrás.

Si algo ha caracterizado a la hasta ahora trilogía cinematográfica de John Wick es precisamente esto. Mucho más allá que las detalladas secuencias de violencia y muerte, surgidas de un paladar exquisito solo posible de la mano de los creadores del personaje, David Leitch y Chad Stahelski.

Keanu Reeves regresa por tercera vez para interpretar al mítico asesino profesional

Porque la saga del asesino en busca de venganza no sólo desborda virtuosismo en sus bellas escenas de acción, sino que trabaja en constante balance con una historia que no para de crecer, en un universo cada vez más grande y con personajes muy interesantes.

Y es que cada uno de ellos tiene una historia que contar, un motivo sólido para comportarse de determinada manera y, obviamente, un pasado en común con John que se irá desentrañando a lo largo del metraje.

John es un hombre anclado a su pasado. Su historia es trágica porque le es imposible encontrar la paz, la redención que tanto anhela. Es el infierno eterno en el cual está condenado a vagar para siempre, porque sus acciones en el pasado son imperdonables.

Es un film noir disfrazado de película de acción, rebosante de una elegancia que va más allá de los esbeltos uniformes que portan los miembros de Continental.

Cada plano, cada escena, cada secuencia de esta nueva entrega está realizado con un enorme amor no solo por el cine de acción más exquisito, sino con un conocimiento casi científico del mundo criminal.

John deberá valerse de los pocos aliados que le quedan para tratar de sobrevivir.

Está demás decir que el actor Keanu Reeves ha logrado consolidar a este personaje como uno de los mejores en toda su carrera. Su habilidad nata para las escenas de acción permite que se luzca con las coreografías de peleas, en las que la mítica figura de Wick no tiene reparo en exterminar a todo lo que se cruce en su camino, sin ningún tipo de piedad y con los elementos que disponga a mano. Y todo esto prescindiendo casi totalmente de dobles de acción.

Y es que gracias a la correcta dirección de fotografía, utilizando planos de cámara poco dubitativos y reduciendo los cortes al mínimo, logra hacer que la acción sea fácil de seguir y el rostro del propio Reeves sea visible casi todo el tiempo. Algo fundamental en la mitología del personaje. Cómo las acciones y decisiones que toma, cada asesinato es personal, nada es puesto al azar.

La acción vuelve a estar a la orden, con unas coreografías de combate muy impresionantes.

Es junto al montaje que el caos de sus imágenes obtiene un justo equilibrio. Stahelski está ahora solo y eso, lejos de ser un contratiempo, permite explorar nuevos conceptos técnicos. Todo es ahora mucho más acelerado, con pausas en las acciones puntuales o en los planos secuencia. Es un efecto necesario para que realmente nos pongamos en la piel de Wick y su arriesgada carrera contra el tiempo.

El film opta por un marcado contraste en su temperatura color. La paleta de colores del film va desde el azul más apagado a unos naranjas muy luminosos, anticipados un poco por la campaña de promoción.. Los desiertos y mercados de Marruecos son intensamente cálidos, mientras que el frío de la ciudad asola al protagonista en los interiores y en las secuencias más crudas de la cinta.

Es que el desierto se presenta como el origen de todo, el punto de inicio al que Wick debe ir para buscar respuestas. La ciudad, por el contrario, es la representación de la decadencia y la desolación. Un mundo de crimen, corrupción y muerte al que todos parecen pertenecer y que rompe su frialdad solo con el intenso rojo de la sangre.

En el apartado artístico, la elegancia y el aire sofisticado siguen estando a la orden del día. Cada escenografía desborda un muy buen gusto en sus elementos, apuntando a un entorno muy pulcro y ostentoso. Los miembros de Continental no solo se comportan como magnates o finos empresarios, sino que todo su vestuario, decoración y medios de transporte son un reflejo de sus personalidades refinadas. Con el cambio de locación, además, se permite incursionar en otras culturas y trabajar una vez mas, con este contraste marcado en su paleta de colores.

Mujer de armas tomar: Halle Berry es una de las grandes incorporaciones a la franquicia

A nivel sonoro, la película vuelve a insistir en la crudeza de las acciones de los personajes. Los sonidos en las escenas de acción bordean el realismo y complementan a la perfección lo visceral de las imágenes más sangrientas. A demás. la música nos traslada al terreno de lo electrónico, pero dando lugar a lo experimental. Al igual que con el arte, el uso de instrumentos y cantos autóctonos son la gran innovación de la cinta gracias al cambio de locación.

Si algo ha caracterizado a esta saga es sin duda su constante y creciente suba de apuestas. Lo que comenzó como la historia de un hombre con sed de venganza, va poco a poco convirtiéndose en algo muchísimo más grande, con un mundo criminal del cual es imposible huir, un trasfondo político que involucra conspiraciones, corrupción social y desolación.

Es también posible trazar una analogía entre las entregas de la saga y las fases del duelo. Toda la franquicia se traduce en una lectura de las etapas por las que un individuo tiene que pasar para lograr superar la pérdida física de un ser querido.

La primera entrega engloba la negación y principalmente la ira. La venganza es su hilo conductor; la crudeza de sus acciones y su sed de sangre no se saciarán hasta que logre su cometido.

Wick busca la paz por medio del asesinato, porque en su mente es lo único que puede mantener con vida a la memoria de su amada esposa, impartiendo justicia por lo último que ella le dejó y le fue arrebatado contra su voluntad.

En su secuela de 2017, llegamos a la etapa de negociación. John se da cuenta de que sus acciones siempre traerán consecuencias y que ha caído en un círculo del cual es imposible salir. Pero eso no le impide proyectar en su mente el cómo evitar lo que ha pasado, planteando una suerte de entorno paralelo donde las cosas hubieran tomado un curso diferente.

Es sobre el final de esta donde John entiende que no hay vuelta atrás, está prácticamente solo y herido. Con la necesidad de regresar a su pasado para tratar de encontrar una solución.

Es por eso que la tercera entrega inicia in media res. Porque estamos viendo el viaje emocional de Wick junto a sus heridas de batalla, sus cuadros de ansiedad y su mirada al pasado. La depresión está ahí, muy oculta entre la violenta personalidad que es obligado a mostrar frente a los demás.

Personajes como Sofia (interpretada por Halle Berry en un muy buen papel) presentan también esta misma imposibilidad de dejar el pasado atrás y ese cuadro depresivo producido por verse forzada a abandonar lo que más amaba.

De a poco, Wick comienza a entender que debe no solo aceptar que su esposa se ha ido, sino también su verdadera naturaleza. Ya no tiene forma de escapar de ese pasado que lo imprime y debe volverse su mayor fortaleza. No puede ignorar quien realmente es porque solo aceptándolo podrá superar sus adversidad.

No hay forma de escapar a la verdad y ahora tendrá que poner a prueba toda la experiencia adquirida a lo largo de los años, por lo que cruzará el mundo de extremo a extremo en su intento de escapar a la sentencia que le fue impuesta. Este será un viaje en el que el público conocerá más de su historia personal.

Pero a esta historia aún le falta un capítulo más, uno donde la aceptación llegue a su punto culmine y Wick pueda hallar finalmente la paz. Este es claramente un film de transición. Un paso necesario para definir en quién confiar y cuál será el siguiente movimiento. Y es que eso es el ‘Parabellum’ que subtitula por primera vez a esta franquicia: prepárate para la guerra que se viene, porque esto no ha hecho más que comenzar.